Era la favorita de muchas que habían pasado por aquí.
Un día, me enseñaron a crear un veneno muy fuerte, podía asfixiarte en solo
unos segundos. Cada chica que por ahí pasaba terminaba siendo asesinada por mí
o por mi superior, simplemente por ir contra la organización o porque a mi
superior no le agradaba de la noche a la mañana.
Un día cuya fecha no recuerdo, me encontré a mi
superior con una chica nueva mirándome mientras dormía, al abrir los ojos me
ofrecieron beber un líquido blanco; al acercarlo a mi nariz el olor era amargo
y nauseabundo, el mismo a aquel veneno que alguna vez me enseñaron a hacer.
Hice la mímica de beberlo y morir al poco tiempo mientras veía como mi
superior, a quien le había tomado afecto, se volvía cariñoso en exceso con la
nueva chica. De la noche a la mañana había sido sustituida.
Cuando estos terminaron y abandonaron la habitación,
dejando mi cuerpo supuestamente sin vida, me reincorporé rápidamente y cargué
más de ese veneno entre otras cosas para huir de ese lugar antes de que me
asesinasen otra vez.
No tuve que esperar mucho tiempo desde que salí de la
habitación para encontrarme con la nueva muñeca de mi superior y con éste
también. Él soltó grandes carcajadas al verme, como si se hubiera sorprendido
al verme, inmediatamente la nueva muñeca se lanzó a matarme, sin embargo
conseguí asesinarla de un simple golpe. Mi superior se acercó a intentarlo y le
lancé un poco del veneno a la cara, dejándolo fuera de sí durante un tiempo.
Aproveché para escapar y enconderme en casa de una “familia”.
Al llegar a aquella casita no hicieron más que mirarme
de arriba a abajo ya que esta “familia” estaba compuesta por algunas muñecas
que consiguieron escapar y por un chico que alguna vez fue un superior pero se
reveló ante aquella organización de asesinos. En otros tiempos, había sido yo
quien los perseguía para matarlos, conseguí acabar con muchos de ellos por lo
que en esa “familia” me odiaban más de diez.
El chico me enseñó la casa y me asignó una habitación.
Algunas muñecas me miraban con asco, otras simplemente no me conocían y me
ignoraban.
El antiguo superior se sentó en mi cama para que yo
explicara el motivo de mi presencia allí, tras unas largas horas de charla se
levantó de mi cama y salió por la puerta sin decir nada.
Llegó una nueva noche, en una casa nueva, con gente
que ignoraba mi presencia y con otras que la detestaban. Me senté en aquella
larga mesa a cenar junto a todos. El chico en la punta, como si fuera un
verdadero superior, se puso en pié y todas las antiguas muñecas callaron, en el
absoluto silencio comentó mi llegada a la “familia”. No reaccionaron ante la
noticia y siguieron comiendo en silencio.
Sobre las 3 de la madrugada irrumpieron bruscamente en
la casa buscándome. A mi habitación entraron rápidamente el antiguo superior o
solo cuatro antiguas muñecas, me levantaron y salimos por la ventana muy
rápido.
El chico no paraba de decir que debíamos encontrar un lugar
donde comprar nueva ropa, comida y otro tipo de víveres para escondernos en
otro lugar y pasar desapercibidos.
Encontramos abierto un supermercado nocturno. Entramos
y cuando teníamos todo en el carro de la compra, por las puertas de cristal que
rodeaba las partes delantera y trasera del supermercado vimos un cúmulo de
gente vestidas de traje negro junto a varias muñecas con sus trajes ajustados,
buscándonos. Ninguno de nosotros reconocía la cara de ellos por lo que
dedujimos que si nos comportábamos, individualmente, como personas normales no
nos reconocerían ya que nuestras caras solo las conocen nuestros respectivos
superiores y las muñecas que éste tenía.
Separamos las cosas del carrito y nos dispusimos a
pagarlas cuando en la cara de cada uno se nos plantan diferentes hombres
trajeados preguntándonos por nosotros, con una sonrisa todos respondíamos que
no, sin embargo seguían persiguiéndonos por los pasillos del supermercado.
Al ver que no podíamos salir de manera normal
decidimos colarnos, uno a uno, por la puerta de empleados y luego por los conductos
de ventilación. Nos colamos todas las ex-muñecas y el chico se quedó pululando
por el supermercado para salir por la puerta sin llamar la atención.
Los hombres trajeados no tardaron en darse cuenta que
las chicas que habían sido interrogadas repentinamente desaparecieron por lo
que entraron en todos los rincones del supermercado sin dejarse ninguno. De mis
bolsillos cayó algo metálico y golpeó los conductos, poniendo en alerta a todos
esos gorilas trajeados.
En cada conducto había una falsa abertura que usamos
las cinco para escondernos durante un largo tiempo, hasta que no oímos más
ajetreo en los conductos y verificamos que la tienda ya estaba cerrada y no
había nadie dentro.
Conseguimos salir del supermercado y pudimos reunirnos
con el antiguo superior. No pude hacer más que sentirme avergonzada,
disculparme y alejarme de ellos. Decidí hacer frente a la organización y a mi
antiguo superior yo sola, aunque esto significara mi muerte.
Volví a la que había sido mi cede antes de que
decidieran asesinarme y allí me encontré a mi superior con otras dos chicas una
ciega con un oído muy fino y otra sorda con un olfato como el de un canino.
El superior me aplaudió, se acercó a mí y acarició mí
cabello. Se alejó y mandó a sus dos nuevas muñecas a atacarme, me golpearon
hasta dejarme en el suelo casi al borde de la muerte, donde volví a aparentar
estar muerta para poder vengarme como correspondía.
El teléfono del superior sonó y las muñecas dejaron de
golpearme, al descuido de los tres abrí los ojos y los amarré rápidamente dejándolos
totalmente inmovilizados, como me habían enseñando en los viejos tiempos. Mi
superior halagó todas mis cualidades como muñeca y cedió a beber el veneno que
estaba poniendo en sus labios muriendo en solo unos pocos segundos. A las otras
dos muñecas se los inyecté en el cuello.
Finalmente salí de esa habitación donde había pasado
tantos días de mi vida, disponiéndome a empezar una nueva desde cero. No sin
antes estallar todo ese lugar dejando todos mis recuerdos y evidencia de que
alguna vez fui una muñeca en manos del fuego.
Fin